miércoles, 16 de junio de 2010

Sobre la familia




Familia; según la Declaración de los Derechos Humanos, es un elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

Eso es lo correcto, pero ¿qué es familia hoy en día? En serio, no es una pregunta que caiga de ‘obvia la respuesta’. Hoy en día hay personas –me incluyó- que consideran de la familia a su perro, gato, hámster, lechón, lagarto, conejo, y sigue y sigue y sigue… y no por eso le voy a dar el mismo trato a mi gato que a mi hermano…

Pensemos un poco, la familia clásica estaría compuesta por un papá –el que me da plata-, una mamá –la que cocina rico-, y los hermanos –los que me hacen mi vida imposible-, eso sería la familia típica de comercial de Té Club. Entonces ¿cuál sería el problema con las familias?... [pensando]…

Muy simple, que las familias actuales están absolutamente desarticuladas, no tiene bases sólidas, no son como las de “antes”, como dicen los abuelos, que por mucho que nos aburran sus historias, a veces me dan ganas de haber vivido en su época.

Analicemos lo siguiente, mamá y papá se divorcian, como gran parte de la población chilena, y dejan a los hijos a las deriva, si, lo leyeron bien, a la deriva. Aunque suene escandaloso, y sus dedos quieran empezar a escribir comentarios contra mí, los padres, al momento de abandonar sus matrimonio, están abandonando a sus hijos, ya que los hijos no pedimos venir al mundo, sino que fueron ustedes los que dijeron “tengamos hijos”, y los que viene con la excusa de “pero si fue sorpresa”, de verdad no intente alegar, si no querían hijos, póngalo en adopción, el niño no tiene que sufrir por culpa “la sorpresa” y existen miles de parejas que sueñan con un niño que nunca tendrán, y está claro que ellos si desean ser padres.

Venimos al mundo como llegan las botellas de Coca Cola a la fábrica de la Felicidad, vacía, lista para ser “llenadas” con todo el conocimiento y amor que nos puedan entregar. Y mientras crecemos y nos vamos haciendo consientes de nuestro ser, tenemos miedo, inseguridades, y necesitamos de NUESTROS PADRES, que nos entreguen las bases para escribir el obra de teatro de nuestra vida. Pero ahora los papás están muy ocupados en sus mundos como para acordarse de que traer hijos al mundo no es lo mismo que traer un perro a la casa, necesitamos más que abrigo, paseo y comida para vivir, no comemos Dog Chow o Wishkas.

Puedo entender, aunque no siempre compartir, que un matrimonio se acabe, y que cada una de las partes se vaya por su propio camino, pero ¿y qué camino deben tomar los hijos?

La verdad, mi crítica no va los divorciados, sino a todo padre que ha dejado la educación valórica a cargo de cualquier cosa que se vea “buena”, llámese Colegio, TV, Internet, amigos, primos, otros padres más cercanos a su rol como tal y que se llenan la casa de niños que buscan un poco de calor de hogar.

¡Vamos! Educar hijos no es tan difícil, y es obvio que se pueden equivocar en algunas cosas, es natural, a nadie le enseñan a ser padre, pero por favor, no se rindan, porque ahí es cuando fracasan todos, desde el tátara abuelo hasta el nieto que aún no nace. No hagan que sus hijos un día digan “lo que menos quiero es tener hijos y educarlo como me educaron”, “me da miedo ser como mi padre” o “mi mamá me abandonó, estando en la casa, me abandonó”.

Que existan personas (les digo personas por respeto a los lectores) que dejen a sus hijos abandonados y se olviden de ellos no excusa para decir “yo no lo hice, así que soy mejor, y estoy cumpliendo”, no, lo siento, no está cumpliendo, para eso aún le falta mucho.

Estas “personas” deberían hacerse responsable de sus actos y pensar en aquel niño que están dejando. Dando educación y comprándole cosas no suplen lo más importante, el amor. Entregar amor es el mayor acto de valentía y responsabilidad que se puede dar a un hijo, que es un futuro.

Futuro que no va poder estar completo sin el amor y cariño que debe ser entregado en la familia, y que por falta de este caeremos en un círculo donde los hijos de los hijos también estarán vacíos, o y otra vez tendremos esta conversación. Caeremos en un deja vú.

Buena Lectura!

Estefanía Parada

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